Ha pasado el Domingo de Pascua. El drama de la Semana Santa está completo. Quienes fueron bautizados durante la Vigilia Pascual están ya completamente secos. ¿Verdaderamente lo están?

Yo conozco a alguien que ha estado buscando algo más, deseando algo más profundo e intencionalmente no asistió a la iglesia en Pascua (Tú sabes – muchos sombreros, vestidos lujosos y bancos llenos). En vez de esto, ella escogió con valentía ir a la iglesia por primera vez como adulta el domingo después de Pascua. Ella pensó que sería más fácil encontrar un lugar de parqueo, que no habría incienso que irritara a aquellos con sensibilidad a los olores y habría más espacio en los bancos – especialmente al fondo de la iglesia. Su primera reacción fue algo así como: “Wow, las personas verdaderamente vienen a la iglesia después de Pascua. Regresan a la iglesia después del gran espectáculo. Quizás hay algo para esto después de todo.” Si no fuera por personas que regularmente se reúnen cada domingo, jamás hubiera comenzado una búsqueda profunda de fe en su vida adulta. La iglesia en su sabiduría nos presenta cuarenta días de Cuaresma para prepararnos internamente para lo que llamamos el Misterio Pascual – el regalo de la Resurrección después de recordar y revivir todos los eventos oscuros de la Semana Santa. Es un tiempo especial en el Catecumenado para Adultos que se preparan para el Bautismo en la Gran Vigilia Pascual. La Iglesia nos presenta también cincuenta días que terminan en Pentecostés para dejar que lo que significa la Resurrección empape en nuestros corazones y vidas. Se nos da tiempo para entender lo que sucedió.
¿Qué diferencia hace la Resurrección en tu vida diaria? Este es un tiempo de vivir nuestro Bautismo. Es tiempo de “vivir mojados”. ¿Estás listo?
Larry Ehren, Catequista BFL/VEA