Por Rodney Dean ––
El verano está entrando en la mediana edad y más allá. Esta temporada de experiencias especiales al aire libre madura como nosotros. Sin embargo, este verano está envejeciendo de manera diferente. Hay un cansancio que forma parte de este verano, de esta temporada, de esta pandemia. La libertad de los horarios normales también se ve diferente. ¿Qué es la libertad ahora? ¿Qué es normal ahora? Estas preguntas siguen surgiendo… una y otra vez.
Una simple invitación a reunirse en comunidad es tan complicado… hay cansancio donde antes había tranquilidad, alegría y sentido de pertenencia. Un cierto ritmo que podríamos encontrar relajante, reconfortante, se siente distante, como un recuerdo. Es difícil de aceptar, así que seguimos intentándolo aunque no sea lo mismo. Aceptar esto hace que uno se canse con cada invitación a reunirnos.
La tecnología puede ser como el ventilador, permitiéndonos algún tipo de ayuda para respirar juntos de manera virtual, tratando de estar con los vivos de una manera nueva y familiar… durante el tiempo que necesitemos hacerlo de esta manera. Sin embargo, esto también nos cansa.
Así que ayer y hoy se requiere priorizar el cansancio. Moverse más lento y descansar más, soltarse y preguntarse qué sigue. La sensación de flotar en una nube sin dirección, serpenteando por el cielo a medida que cada cambio en el viento proporciona una nueva dirección; sin que mi voluntad se cumpla.
La quietud de la mañana es especial. El calor sofocante ha sido eliminado por ahora. Un pájaro azul descansa sobre una rama a la vista. Las cigarras zumban de fondo. Se forman nubes de verano y la humedad comienza a subir. Debe haber una buena razón para descansar en todo esto ahora mismo. Los horarios entrarán en funcionamiento muy pronto, así que, por ahora, tal vez esta sea la invitación… a simplemente respirar lenta y profundamente, honrando el cansancio… no hacer, solo estar… cansado.